Nuestra cotidianidad plástica
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Tal vez las generaciones futuras van a mirar esta era desechable, y nos van a recordar como el homo plasticus. Y es que estamos vistiendo, comiendo y durmiendo con plástico. También lo estamos respirando, según se registró científicamente su presencia en el aire por primera vez en los Pirineos franceses.
Si quieren saber hasta qué punto este material proveniente del petróleo ha invadido nuestra vida cotidiana, les dejo la rutina promedio de los seres humanos de esta época, un día cualquiera, en cualquier parte del mundo:
Despertamos en sábanas que pueden estar hechas a partir de una mezcla de plástico (poliéster) y algodón. La espuma que rellena la almohada donde apoyamos la cabeza también es plástica (si no es de pluma); algunos le dicen “suave fibra sintética”. Las frazadas de polar son de plástico. El pijama que nos vistió para dormir también puede ser de plástico (poliéster).
Luego nos duchamos y empleamos champú y bálsamo que son vertibles y viscosos porque contienen microplásticos, además del envase en sí que es de plástico. Los jabones exfoliantes y pastas de dientes también contienen microplásticos. El cepillo de dientes es de plástico y las cerdas de plástico (nylon). Los productos de cosmética e higiene personal, tales como el rímel, la base, los correctores, polvos, el desodorante, y bloqueador solar pueden contener microplásticos. Las lociones corporales también pueden contener microplásticos. Los peines y cepillos de pelo son de plástico.
Después nos vestimos con ropa interior plástica (si no es 100% algodón). Los calcetines también son de plástico si es que son elasticados. La ropa viene con un mensaje de advertencia: mantener lejos del fuego, porque es altamente inflamable dada su calidad plástica. Si vamos a hacer deporte, las calzas de spandex son de plástico, como también las zapatillas.
Algunas personas optan por uñas y pestañas plásticas (postizas), lentes de contacto plásticos, extensiones de pelo plásticas e implantes de seno plásticos (de silicona).
En el desayuno camino al trabajo, si nos decidimos por un café, el vaso desechable de la tienda está recubierto con una fina lámina transparente de plástico, a menos que indique lo contrario. Al entrar en contacto con la bebida caliente, se liberan trillones de partículas de microplástico que luego ingerimos.
Si optamos por té, varias marcas de este producto emplean polipropileno, un plástico de sellado, para evitar que sus bolsas de té se deshagan. Este plástico no es reciclable ni biodegradable. También ingerimos trillones de microplásticos. El envase de la leche es un producto que contiene plástico, aluminio y cartón. Compramos un sándwich envuelto en cartón y plástico.
En nuestro lugar de trabajo estamos invadidos de lápices de plástico, cinta adhesiva plástica, post-it con pegamento plástico, ordenadores plásticos, y cables que recubren cobre con plástico.
A la hora de almorzar, si elegimos productos del mar, tales como pescado, camarones, mariscos, cangrejos y otros, es altamente probable que contengan microplásticos. La bebida gaseosa o el agua embotellada en plástico contiene BPA (a menos que diga expresamente lo contrario) que se cuela en el líquido si el envase ha sido expuesto al sol. El BPA es un disruptor hormonal. El restaurante o cafetería puede estar decorado con plantas plásticas.
Al hacer las compras, los envases de productos de limpieza del hogar, snacks, y congelados, vienen en plástico. Llevamos las frutas y verduras en bolsas plásticas, además de los alimentos a granel del mesón, tipo quesos y embutidos.
Si debemos ir a un centro de salud, hay desechables plásticos por todas partes; guantes, sabanillas, batas, gorros, mascarillas.
Las personas menstruantes empleamos toallas higiénicas de plástico.
Llegamos al hogar, y si deseamos aromatizar el ambiente con un aerosol sintético, contiene microplásticos. Si encendemos una vela de parafina, ésta viene del petróleo. No es biodegradable, ni renovable y, los vapores que emite, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud.
La alfombra bajo nuestros pies es probablemente de plástico, así como las cortinas y el género del sofá.
Es probable que calentemos en el microondas una comida en un táper de plástico. O tal vez cocinamos en un sartén de teflón que si está dañado/rayado, libera 2.3 millones de partículas de microplástico. Cortamos y picamos alimentos en una tabla de plástico.
Para celebrar a nuestros seres queridos, optamos por decoración, cubiertos, vasos y platos desechables de plástico.
A nuestros bebés los tenemos con pañales de plástico unos 3 años y les damos una mamadera plástica y juguetes varios plásticos.
Llega la noche y nos desmaquillamos con toallitas desechables de plástico.
Hacemos el amor con preservativos plásticos.
Y volvemos a empezar.
Escrito por: Fernanda Piedra